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En nuestro resumen sobre El futuro según SxSW, hablé sobre el concepto del metaverso y la apuesta importante que están haciendo organizaciones como Meta por desarrollar mundos virtuales en los cuales pasemos cada vez más tiempo. Sin embargo,

El gran problema cuando hablamos del metaverso es que nadie sabe qué es. La mejor definición que les puedo ofrecer actualmente es que es un concepto paraguas para hablar de tecnologías que están diluyendo la separación entre lo real y lo digital.

Este ha sido uno de los conceptos sobre los que he recibido más reacciones en los últimos días, en buena medida porque el metaverso está atrayendo cada vez más curiosidad y también porque, de nuevo, nadie entiende bien de qué se trata. Si preguntamos qué es el metaverso en una sala con diez personas, lo más probable es que terminaremos con diez definiciones distintas apenas parecidas entre sí. El metaverso es más una proyección de nuestros deseos y expectativas sobre una nueva generación de tecnología, que una tecnología real propiamente identificable.

Es, también la realización de dos fantasías tecnológicas que están evolucionando rápidamente en torno a la realidad extendida (XR): por un lado, la fantasía de la realidad virtual y de que utilizando cascos especiales podemos introducirnos a mundos imaginarios llenos de todo tipo de experiencias donde podamos vivir vidas paralelas. De allí que la referencia más común cuando se habla del metaverso sea el libro (y luego película) Ready Player One, una historia en la que las personas pasan casi todo su tiempo en una plataforma virtual llamada OASIS que termina siendo más importante que las vidas que llevan en el mundo "real". Por otro lado, la fantasía de la realidad aumentada y de que utilizando otro tipo de cascos especiales podamos recorrer el mundo físico viendo cosas que no están ahí -- proyectando información sobre el mundo que de alguna manera mejore nuestra experiencia. Algo así como tener un casco de Iron Man con una inteligencia artificial que nos dé información adicional sobre lo que estamos viendo.

Pero cuando escuchamos sobre el metaverso podemos estar escuchando sobre cualquier cosa que incluya realidad extendida, redes sociales, criptomonedas, blockchain, 5G, y una batería de ideas adicionales hasta que "metaverso" termina significando "cualquier cosa nueva que esté apareciendo", y eso no es realmente útil -- especialmente porque detrás de eso vienen preguntas que no tienen sentido pero que suenan urgentes e importantes, como "¿cuál es tu estrategia para el metaverso?". Esta pregunta no tiene sentido si no tenemos una idea más o menos clara de qué es el metaverso.

Y creo que esa idea clara no va a aterrizarse en un buen tiempo.

Por qué no importa la definición del metaverso

Hablamos de "metaverso" como una metáfora, o como un paraguas. Es un contenedor con el que diferentes personas están agrupando una serie de cambios y tecnologías que encuentran particularmente emocionantes, y a mí me es útil por el momento pensar que ese contenedor está lleno principalmente de experimentos que diluyen la separación entre lo real y lo digital. Esto puede ser porque los mundos virtuales nos permiten hacer cada vez más cosas (lo cual los hace más reales), o porque tenemos cada vez más información e interactividad en el mundo real (lo cual lo hace más virtual).

La parte clave para mí es la parte de "meta", el prefijo griego que significa "más allá": la promesa del metaverso es en buena medida una promesa de interoperabilidad. Los mundos virtuales de la web 2.0, como las redes sociales, hoy son muy difíciles de interconectar -- son jardines amurallados ("walled gardens") donde sus operadores quieren que pasemos buena parte de nuestro tiempo. Es fácil compartir una foto en Instagram a través de Instagram con otros usuarios de Instagram; es más difícil compartir esa foto fuera de la plataforma (existe mayor fricción). Las plataformas tienen incentivos para limitar la facilidad con la que pasamos a otros entornos virtuales, pero para los usuarios esto limita la experiencia de lo que se puede hacer.

Un metaverso, entonces, debería permitir que múltiples mundos virtuales conversen entre sí, o al menos esa es la promesa -- pero eso no necesariamente tiene sentido en todos los casos, como repasaron hace unos días Ben Evans y Toni Cowan-Brown en Another Podcast. Solo porque podamos hacer las cosas interoperables no quiere decir que conectarlas todas nos brinde mejores experiencias.

Pero esta posibilidad introduce un montón de oportunidades, y el que este espacio sea hoy tan nuevo y esté tan lleno de oportunidades es un reflejo de su potencial. No es posible aterrizar una definición clara porque están pasando demasiadas cosas al mismo tiempo y eso está bien. Es un momento de experimentación y de aprendizaje que solo puede verse limitado por una definición clara y cerrada sobre qué es el metaverso. Las definiciones demarcan un adentro y un afuera, y para un espacio tan joven y en desarrollo tener discusiones bizantinas sobre qué cosas son parte del metaverso y qué cosas no son un mal uso de la energía.

El metaverso hoy es una metáfora generativa, como lo fue en su momento hablar del ciberespacio: no se trataba de una tecnología propiamente identificable, sino de un conjunto de cosas que estaban pasando al mismo tiempo y que tenían el potencial de convertirse en un nuevo paradigma, un nuevo espacio de oportunidad. Ese es el lugar donde estamos con el metaverso: no es algo, pero podría convertirse en un algo si le damos suficiente tiempo y espacio para madurar y estabilizarse.

Por qué sí importa la definición del metaverso

El problema es que si no tenemos claro qué es el metaverso, cualquier cosa puede ser el metaverso, y hoy se están tomando decisiones importantes sobre cosas que no están claramente entendidas: pitches de startups, compromisos de fondos de inversión, revisiones de estrategia en reuniones de directorio. Como todo lo nuevo, el metaverso también genera un nivel alto de ansiedad y preocupación en muchas personas que así como con la transformación digital, el big data, y la inteligencia artificial, ahora sienten que tienen que prepararse e invertir para un nuevo tsunami sin que quede completamente claro por qué y para qué.

Por esto es que sí es útil tener una definición amplia y evolutiva sobre qué es el metaverso, y por eso para mí por ahora funciona hablar de tecnologías que están diluyendo la separación entre lo real y lo digital, con una promesa de interoperabilidad. Porque eso también permite establecer quiénes tendrían que estar prestando más atención a este espacio en evolución, que son principalmente industrias donde la experiencia y el contenido son especialmente importantes. Si bien uno puede imaginarse un banco abriendo una sucursal virtual en el metaverso, no es una interfaz o interacción que sume mucho valor al usuario en este momento. Pero por otro lado, la industria del entretenimiento, del retail, o del turismo, o de la educación, por poner algunos ejemplos, tendrían que estar siguiendo mucho más de cerca la conversación respecto al metaverso. Allí donde la experiencia es esencialmente el servicio, el desarrollo del metaverso empezará a tener una influencia mucho más observable en el corto y mediano plazo.

Pero es importante mantener un cierto escepticismo de propuestas que se presenten con un cierto expertise o autoridad sobre qué es el metaverso (incluyendo este artículo -- trust no one). No hay a estas alturas un curso, un experto, o un único vehículo para entender lo que está pasando con este espacio. Hay, por otro lado, mucho interés y muchas agendas que quieren establecer la idea de que el metaverso lo es todo, de que es el futuro, y en consecuencia hay que pagar por el acceso a una cierta plataforma/asesoría/información/herramienta para estar preparados para este cambio inminente. Por lo mismo, es muy fácil verse atrapado en estas agendas cuando no se tiene una comprensión al menos básica, emergente, sobre todo esto del metaverso.

Entonces, ¿qué hago con el metaverso?

Siempre he sido escéptico sobre formular estrategias que respondan a tecnologías específicas. Por eso, hablar de una "estrategia para el metaverso" me genera mucho escepticismo.

Como en la mayoría de procesos de cambio, las organizaciones tienen que estar prestando siempre atención a tres cosas: cómo cambian las expectativas y conductas de sus usuarios; cómo se comportan y acomodan los mercados; y cómo nuevas tecnologías abren posibilidades para hacer cosas diferentes, o hacer las cosas de manera diferente.

¿Están mis usuarios participando actualmente de alguna forma de metaverso? ¿Están considerándolo? ¿Lo harán mis usuarios del futuro?

¿Están mis competidores experimentando con el metaverso? ¿Qué están haciendo? ¿Están apareciendo nuevas propuestas de valor que utilicen de maneras interesantes alguna forma de metaverso para competir con nuestra propuesta de valor?

¿Pueden las diferentes formas del metaverso brindarnos nuevas maneras de llegar a nuestros usuarios? ¿Pueden significar una oportunidad para crear nuevas cosas?

Para los creadores de todo tipo, el metaverso representa un espacio sumamente interesante cuando uno lo ve como un espacio de experimentación. Varios análisis han señalado que el metaverso podría representar una oportunidad de un billón de dólares -- un billón en español, un millón de millones. Estamos hablando de la aparición de toda una economía completamente nueva, que va a requerir de servicios, de contenido, de experiencias, que puede generar todo tipo de nuevos trabajos para los que ni siquiera tenemos nombres en el presente. En más de una manera, es como aprender a escribir HTML a principios de los noventas: no queda del todo claro para qué te puede servir, pero hay una sensación en el aire de que podría convertirse en algo muy útil en el futuro.

Es un gran momento para experimentar. Pasar tiempo en estos mundos virtuales, entender cómo funcionan sus dinámicas, sus modelos de negocio, compararlos entre sí. Empezar a imaginar y construir experiencias en ellos, utilizando sus herramientas. Probando diferentes tipos de dispositivos. No hay una sola manera de introducirse en este espacio, no hay maneras correctas o incorrectas.

La única actitud incorrecta es ningunearlo, o ignorarlo. Porque de una u otra manera, los efectos del metaverso y todos los experimentos que contiene van a sentirse en nuestra conducta y en nuestra economía en el largo plazo. Si bien es temprano, es también el mejor momento para aprender muchísimo a bajo costo y para ganar por puesta de mano. Por eso es que me parece un espacio tan interesante para observar de cerca en este momento.

Hace poco conversamos con Sebastian Osses sobre el metaverso en un evento para Abra. Mira la charla aquí


¿De qué manera piensas que el metaverso puede afectarte a ti, a tu país o a tu organización? ¿Y quiénes piensas que están liderando en América Latina la creación de un nuevo mundo digital (en el metaverso)?

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